El piloto de Red Bull Sergio “Checo” Pérez se terminó llevando el subcampeonato de pilotos del Mundial de Fórmula 1 gracias al tercer lugar que obtuvo en el Gran Premio de Las Vegas.
En lo que fue una temporada “montaña rusa” en el rendimiento del mexicano, Pérez admitio que fue “un año muy duro”. Y es que el tapatío comenzó prometedor luego de ganar dos de los primeros GP (Arabia Saudí y Azerbaiyán) y llevarse la carrera sprint de Bakú, pero su compañero Max Verstappen comenzó a despegarse en el puntaje gracias a su superior control del monoplaza RB19.
“Más que nada, mantenernos enfocados en lo que teníamos que hacer. En Red Bull hay demasiado ruido externo que a veces complica mucho el poderte enfocar. Hay una presión mediática que no tiene ningún equipo”, señaló Checo en declaraciones a DAZN tras la carrera en Las Vegas.
“Más allá de eso, nuestra crisis fue real. Después de Barcelona me encontré con el auto más dominante de la historia, pero con dificultades para la puesta a punto y la desconfianza creció de nuestro lado. La clave de nuestra temporada fue mantenernos enfocados en nuestro trabajo”, añadió el piloto mexicano.
Entre Mónaco y Gran Bretaña, el mexicano no pudo entrar a la Q3 de la clasificación y solo logró un tercer lugar en Austria y tres podios en cuatro carreras entre Hungría e Italia como mejor resultado. El bajón llegó en Japón y Qatar, momento en el que la opinión pública se volcó en críticas hacia el mexicano y se empezó a cuestionar su estadía en Red Bull Racing pese a tener un contrato hasta 2024.