Han pasado tres años desde que Leonardo Matos Berrido dejó la Lidom, pero el prolongado mandato suyo al frente de la entidad hace que este sabueso de tan fino olfato político que le ha permitido un maratónico recorrido en la vida pública sea referencia obligatoria en la pelota dominicana.
A Matos se le atribuye haber transformado una liga que sobrevivía con una subvención anual que llegó hasta los RD$700,000 a su arribo hasta convertirla en una donde equipos alardean los cientos de millones que ingresan entre comercialización y taquilla.
“Les dije que si yo no pedía para mí no iba a pedir para otros. Ese primer año fue difícil, pero sobrevivimos. Para diciembre tuve que usar mis relaciones para que un cuñado nos prestara X cantidad de millones para repartir a los equipos y después se pagaron”, responde Matos al teléfono, recordando su aterrizaje en Lidom, en 1991.
En Puerto Plata ha revivido un movimiento para pedir una franquicia a la liga y en los próximos días tendrá lugar otra reunión para conocer la propuesta del Atlántico.
Matos asegura que siempre vio con buenos ojos la iniciativa y cree que puede ser factible. Asegura que en sus 27 años hubo el interés frecuente, pero no se dieron las condiciones.