La última vez que Los Angeles Lakers jugaron una eliminatoria de Playoffs, Pau Gasol y Kobe Bryant formaban parte de su plantilla. Fue el año del ‘Big Four’ con Steve Nash y Dwight Howard. Un experimento que fracasó tras caer en la primera ronda de la lucha por el título ante los San Antonio Spurs. LeBron James se llevaría el anillo con los Miami Heat antes de volver a Cleveland. Y Anthony Davis todavía era un novato. Ahora, los dos lideran a una franquicia que ha vuelto al escalón de grandeza que nunca debió perder.
Estos siete años de travesía por el desierto han sido demasiados para una franquicia acostumbrada a relacionarse con los títulos. Pero ahora, LeBron James mediante, han vuelto.
Lo hacen en una temporada especial por todo lo que ha significado el adiós de Kobe Bryant, y con la imposición a sí mismos de intentar cerrar con un anillo el año más difícil en la historia de la franquica.
Ayer vencieron a los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo, el mejor equipo de la liga regular, en un aviso, al menos, de lo que podría ser una final de la NBA. LeBron se mostró superior al griego, y aunque en Playoffs todo será diferente, el encuentro dejó detalles que apuntar de cara a las eliminatorias. El primero y más importante: no, LeBron no está solo. No será ‘James contra el mundo’.
Anthony Davis es una superestrella, y como una superestrella jugó ante los Bucks. A los 37 puntos, ocho rebotes y ocho asistencias del ’23’, Davis añadió 30 tantos, 25 de ellos en la segunda mitad y cuatro para estirar el apretado 97-103 al cómo 99-107. Al final, 103-113 frente a unos Bucks en los que sólo Giannis superó los 20 puntos (32+11+6), y que sufrieron desde la línea de tres puntos, especialmente Middleton, segundo de a bordo del ‘Greek Freak’: 2 de 10 desde la línea de tres, insuficiente esta noche e insuficiente en unas eliminatorias por el título ante cualquiera de los dos equipos de Los Ángeles.