La escalada de tensión entre Ferrari y McLaren, dos equipos que suman 24 títulos mundiales de constructores, sacude el futuro de una Fórmula 1 acuciada por graves problemas de viabilidad. Mattia Binotto y Zak Brown, enfrascados en su guerra sin cuartel, personifican las dos principales tendencias de un Gran Circo enfangado en las negociaciones por el límite presupuestario y los trapos sucios de su pasado más reciente.
El pasado viernes, la Federación Internacional (FIA) enredó aún más la disputa al añadir una nueva «cláusula de salvaguarda» a su Código Deportivo. Mediante este mecanismo, aplicado en el artículo 18.2.4, el máximo organismo del motor aclaraba que ya no se precisará el acuerdo unánime de todos los equipos para «cambiar las reglas», sino sólo el de la mayoría.
Este sutil cambio se antoja como una amenaza al derecho de veto del que goza Ferrari, precisamente en el crítico momento en que se está negociando el techo de gasto para 2021, fijado inicialmente en 175 millones de dólares para cada equipo.
ESTANDARTE DE LA OPISICIÓN
La capacidad de veto, erigida para «preservar los legítimos derechos» de la Scuderia ante los máximos organismos de la FIA (Consejo Mundial del Motor y Asamblea General), parece haber terminado de hartar a algunos de sus adversarios, especialmente McLaren y Renault. De modo que durante los últimos días, el máximo responsable de la escudería de Woking no ha dudado en enarbolar la bandera de la oposición.
Según Brown, la salvación de la Fórmula 1, con cuatro equipos al borde de la quiebra por culpa del Covid-19, pasa por reducir el gasto hasta los 90 millones de dólares. Una rebaja que Ferrari, acostumbrada a los dispendios propios de la vanguardia tecnológica, considera inadmisible. Consciente de su poder simbólico, cimentado durante siete décadas, el equipo de Maranello ya ha filtrado amenazas sobre un hipotético adiós a la categoría reina.
«No querríamos ponernos en una posición de buscar otras opciones para desplegar nuestro ADN competitivo», reveló Binotto a The Guardian, durante una entrevista que horas más tarde debió ser matizada por la propia Scuderia.
SIN PATROCINIOS FUERTES
Por si fuera poco, Brown agitó aún más el avispero al volver a poner sobre la mesa el escándalo que en 2019 salpicó a Ferrari y la FIA. «Si tratamos el tema de la ética y la transparencia, creo que estaría genial que Mattia nos ofreciera los detalles del acuerdo secreto al que llegaron sobre la supuesta ilegalidad de sus motores», deslizó el estadounidense.
El tremendo bagaje profesional de Brown en el sector del marketing le hace aún más sensible a las actuales angustias de la F1, privada de aquellos poderosos poderosos patrocinadores que tantas veces aseguraron su estabilidad en el pasado. Binotto, un técnico de reputado prestigio, tampoco piensa dar un paso atrás. Las hostilidades entre Ferrari y McLaren amenazan con complicar aún más los días más críticos de la historia del Gran Circo
